La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró por unanimidad el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación Del Autismo para hacer ver a todo el mundo la necesidad de ayudar a mejorar las condiciones de vida de los niños y adultos que sufren este trastorno
El termino autismo fue utilizado en primer lugar por el psiquiatra suizo, Eugen Bleuler en 1908. Que introdujo la palabra del autismo, para designar uno de los rasgos propios de la esquizofrenia en adultos; la pérdida de contacto con la realidad y, como consecuencia, una gran dificultad para comunicarse con los otros.
En 1943, Leo Kanner, psiquiatra americano fue quién rebatió la definición y descubrió el Autismo Infantil Precoz como un trastorno de la personalidad diferenciada. El llevo a cabo un estudio de 11 niños, los cuales tenían dificultades en acciones recíprocas sociales, dificultades en la adaptación a los cambios, sensibilidad a los estímulos, buen potencial intelectual, ecolalia y dificultades en actividades nuevas.
En la actualidad, es utilizado principalmente, el término TEA (TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA) que se define como una disfunción neurológica crónica o perturbación grave, con fuerte base genética, que desde edades tempranas se manifiesta afectando a varias áreas del desarrollo: problemas en la comunicación y el lenguaje, en las habilidades para la interacción social, así como problemas de conductas y comportamientos repetitivos. Es importante aclarar, que no estamos ante una enfermedad, sino un trastorno, es decir, una enfermedad puede curarse en mayor o menor medida dependiendo de la gravedad, pero un trastorno no, podemos conseguir con su tratamiento que la persona mejore y avance pero por desgracia, ese trastorno le acompañará a lo largo de toda su vida.
Actualmente la terminología de TEA, aunque no existe como término clasificatorio dentro de los manuales DSM, se utiliza más que el término TGD, ya que ofrece una mayor flexibilidad. El concepto de TEA puede entenderse como un abanico gradual de síntomas, un “continuo” donde en un extremo está el alto grado de competencia intelectual, pasando por un desarrollo totalmente normal, luego pasaríamos a un déficit intelectual moderado, hasta llegar a aquellos trastornos con un déficit severo.
El grado de gravedad de estas alteraciones y la edad de aparición de cada uno, va a variar de un individuo a otro, y a pesar de las clasificaciones, ninguna persona que presenta un TEA es igual a otro en cuanto a características observables. Los niños con TEA (en muchos casos), son incapaces de razonar correctamente los pensamientos de los demás o de sí mismos, lo que provoca dificultades sociales, comunicativas e imaginativas; falta de capacidad de planificar, de organizar su acción, lo que produce una tendencia a fijarse en detalles en lugar de apreciar la cosa como un todo (son muy observadores y maniáticos del orden).
Como ya hemos comentado, estamos ante una discapacidad permanente del desarrollo que se manifiesta en los tres primeros años de edad. La tasa del autismo en todas las regiones del mundo es alta y tiene un terrible impacto en los niños, sus familias, las comunidades y la sociedad. Con el paso de los años, la frecuencia de este trastorno va en aumento, hemos pasado en los últimos 15 años de una probabilidad de 1 caso de cada 2500 a 1 caso de cada 150 personas (en EEUU 1 de cada 68). Además, de cada 4 casos diagnosticados, 1 se da en niñas y suelen ser más severos. Las causas que originan este tipo de trastorno no se han podido determinar de modo concluyente, aunque existen diversas teorías que intentan darle un origen: genético, por medicamentos (vacunas), mal parto, mayor edad de los padres, etc.