Los padres durante el embarazo y en el nacimiento de un bebe se van creando un mundo de expectativas. Comprender que el hijo esperado tiene algún tipo de discapacidad o trastorno no es una situación sencilla. Los padres van a experimentar una gran cantidad de emociones y sentimientos en los que van a requerir comprensión y acompañamiento por parte de amigos, familiares y especialistas en muchos casos. Me he visto ya en más de una situación en la que he tenido que ayudar a más de una familia en el comienzo de este largo camino de lucha y trabajo incansable, porque andan perdidos como todos al principio y yo encantado de apoyarles y ayudarles en lo que necesiten.
Tras el nacimiento, y durante el primer año y medio, el nene/a comienza a llevar a cabo ciertos comportamientos poco habituales en niños/as de su edad, es decir, una serie de estereotipos muy repetitivos y sin mucho sentido, los cuales detallaremos más adelante. En torno a los 18-24 meses (tal y como se indican en las últimas investigaciones), tiene lugar un retroceso significativo tanto en la comunicación, relación, comportamiento y en muchos casos, en la alimentación del niño/a, ya que se hace más presente y visible el Trastorno del Espectro Autista.
Llegado este momento, el primer paso es ir al pediatra y explicarle la situación y los comportamientos extraños que tiene el nene/a que han hecho que salten las alarmas. Tras algunas pruebas simples, si el pediatra lo ve oportuno, os derivará a Atención Temprana donde el equipo que compone la plantilla del centro (psicólogo/a, logopeda, especialista en niños con algún tipo de Necesidad Especifica o discapacidad), mediante diferentes test o pruebas especificas, podrán determinar que trastorno y que nivel de severidad tiene, así como el protocolo de actuación que se debe seguir desde ese momento.
Lo que sí es cierto, es que en el momento que los padres reciben el diagnóstico de TEA, suelen pasar por distintas fases para poder aceptar dicha situación. Podemos distinguir entre:
- Choque: se sienten paralizados y bloqueados.
- Tristeza: Ante el diagnóstico, aquellas ilusiones y sueños que los padres tenían, suelen derrumbarse.
- Rabia: Puede que reaccionen mal en muchos momentos, por el estado de nerviosismo al que están sometidos, gritando al resto de personas que les rodean, etc.
- Negación: como su nombre indica, niegan el trastorno y les cuesta asumirlo, aunque servirá para afrontar la realidad.
- Soledad: Es frecuente por parte de los padres los sentimientos de aislamiento y soledad, por el “qué dirán…” o por lo cruel que suelen ser el resto del mundo y lo poco comprensibles con su hijo.
- Aceptación: La mayoría de los padres suelen aceptar la situación. Esto les va a permitir comenzar con el tratamiento de su hijo/a lo antes posible, buscando información y ayuda de profesionales (terapeutas, logopedas, asociación, colegio específico, etc.).
Por lo general, el foco de intervención de los alumnos con TEA ha estado situado en el ámbito escolar; sin embargo, LA FAMILIA es uno de los grandes ámbitos de intervención, sin el cual, el desarrollo completo del niño es prácticamente imposible. Es importante, tanto en el ámbito educativo como en el familiar, promover las rutinas sociales en casa, de tal manera que el niño se sienta en un ambiente seguro y sin grandes cambios, que facilite su relación social.
En los niños/as con TEA suelen darse varias similitudes, entre ellas, los denominados estereotipos o comportamientos repetitivos que en un principio han hecho que nos planteemos muchas dudas y que gracias a ellos, nos hemos podido dar cuenta a tiempo, que nuestro hijo/a presenta ciertas dificultades que debemos atender lo más pronto posible, ya que un diagnostico precoz es fundamental para conseguir que el niño/a avance día a día. Gracias al trabajo individualizado y especifico desde casa y con todos aquellos profesionales necesarios (terapeutas, psicólogos, logopedas). Mediante las terapias personales desde edades tempranas conseguiremos que el niño/a mejore considerablemente con vistas a conseguir una mayor autonomía personal en el futuro.
ALGUNOS EJEMPLOS DE ESTEREOTIPOS:
- Alinear las cosas (juguetes) en fila
- Esconderse detrás de las cortinas o debajo de la mesa.
- Rodearse de cosas conformando un círculo perfecto donde él se coloca dentro.
- Andar de puntillas.
- No hay juego simbólico.
- No suelen ser muy expresivos.
- No toleran mucho los ruidos fuertes y la muchedumbre.
- No mienten, son demasiados sinceros a veces, dicen las cosas a la cara sin tapujos.
- Las personas con autismo no entienden los juegos de palabras, las metáforas, los dobles sentidos, saben lo que son las nubes, pero no si dices: el algodón del cielo. Lo mismo ocurre con ciertas imágenes, hay personas que les cuesta percibirlas, entenderlas y ver la doble visión que presenta.
Por regla general, en la mayoría de los casos se suelen dar importantes dificultades sociales en la comunicación y en la relación con el entorno. Evidentemente, dependiendo de la severidad del trastorno en la persona, conllevará mayores o menores dificultades.
Imágenes tomadas de: educaciontemprana y quintoalameda